Ni hombre ni mujer. 'Manifiesto contrasexual'

Reseña de Manifiesto contrasexual, de Paul B. Preciado
Por JMBas

(Salvo que se indique lo contrario, todas las referencias a lo largo de esta reseña corresponden a Preciado, P. B., (2000/2011) Manifiesto contrasexual, Barcelona: Anagrama).

- Introducción.

Un nuevo orden en el que los espacios y las formas conocidas se deshacen es el que deviene en la nueva sociedad contrasexual de Paul B. Preciado, una sociedad en la que "los códigos de la masculinidad y de la feminidad se convierten en registros abiertos a disposición de los cuerpos hablantes en el marco de contratos consensuados temporales" (26). Si los espacios y las formas pueden deshacerse no es sino porque una vez fueron hechos, esto es, construidos y posteriormente naturalizados en el orden heteropatriarcal. Ni hombre ni mujer, sino productos de tecnologías biopolíticas de producción y reproducción de cuerpos. ¿Cómo escapar de esta construcción opresiva? Dildo en mano, Paul Preciado nos transporta por un viaje en el que encontrar nuevas formas de resistencia más allá del abuso de unas identidades que se tornan igualmente represivas bajo el amparo de un sistema heterocentrado. Si los espacios y las formas están deshechos es porque nos apropiamos de ellos en provecho de un nuevo orden ajeno a la lógica binaria patriarcal.

1.- El libro.

Publicado originalmente en el 2000, este Manifiesto contrasexual posee, no obstante, una tremenda actualidad. Si bien lo lógico y normal sería reseñar la recientemente publicada Un apartamento en Urano. Crónicas del cruce, de lo que se trata en el pensamiento de Paul Preciado es de atentar intelectualmente contra toda lógica, una lógica inherentemente binaria que, como tal, resulta opresiva ante la multiplicidad de cuerpos que habitan el espacio común, por lo que la lectura de esta primera obra, en la cual se sientan las bases de su pensamiento, resulta tanto más atractiva a la luz de su última publicación.

En Manifiesto contrasexual, obra situada por la crítica tanto académica como cultural como una de las más propuestas intelectuales más influyentes y sugerentes de lo que va de siglo, Preciado parte de los estudios de Judith Butler, Michael Foucault y Donna Haraway, entre otros, para reflexionar acerca del modo en que tanto sexo como género se han construido históricamente, asumiendo que los diferentes modos de subjetivación e identidad no son sino producciones sociopolíticas que deben ser desplazadas y reapropiadas para que los sujetos, cuerpos hablantes, sean verdaderamente libres.

"Éste es un libro sobre dildos, sobre sexos de plástico y sobre la plasticidad de los sexos" (12), dice Preciado nada más comenzar su obra, anticipándonos que no se trata de un ensayo filosófico al uso, sino más bien de un texto que funciona como un dildo, esto es, como una prótesis con la que experimentar sensitiva e intelectualmente. La plasticidad de los sexos que defiende el autor es también la plasticidad de un texto que, sólidamente argumentado y sensualmente redactado, nos lleva por todos los recovecos de los cuerpos cuestionando y resignificando lo que sabemos de ellos. De ahí que se trate de un manifiesto: no es teoría sino práctica -una práctica contrasexual-.

¿Y a qué hace referencia la contrasexualidad? Siguiendo los planteamientos de Foucault, para quien la mejor forma de resistencia al poder no es la lucha contra éste, sino la producción de formas de poder-saber alternativas (Cfr. Foucault, 2000), Preciado nos plantea luchar contra la sexualidad heteronormativa mediante una contrasexualidad que permita el acceso de los sujetos a todas las prácticas significantes disponibles. Así, la contrasexualidad no es sino contraproducción alternativa a un sexo y una sexualidad que se consideran como naturales pero que en absoluto lo son. El sexo no es natural, sino que se ha naturalizado performativamente como tecnología de dominación heteropatriarcal, por lo que podemos contraproducir una sexualidad alternativa que nos permita desprendernos de este orden ilegítimo y reformular las posiciones de enunciación para escribir autónomamente (sobre) nuestro propio cuerpo.

Las raíces teóricas del Manifiesto contrasexual son notables, y el propio autor así lo manifiesta: "La contrasexualidad reivindica su filiación con los análisis de la heterosexualidad como régimen político de Monique Wittig, la investigación de los dispositivos sexuales modernos llevada a cabo por Foucault, los análisis de la identidad performativa de Judith Butler y la política del ciborg de Donna Haraway" (16). Estos análisis, no obstante, sirven únicamente como punto de partida, nuevamente como prótesis intelectuales con las que trabajar y resignificar la realidad. También es notable la influencia de Derrida, maestro de Preciado, o de Judith Jack Halberstam, a partir de quienes construye la noción de dildo como significante primero, como "el suplemento que produce aquello que supuestamente debe completar" (14).

Estas influencias, cabezales móviles en la operación dildotectónica que Preciado lleva a cabo, constituyen el andamiaje teórico de una propuesta que es eminentemente práctica. En su obra, Paul Beatriz plantea un nuevo y radical modelo de sociedad, la sociedad contrasexual, desarrollada a lo largo de trece artículos que parodian la sociedad heterocentrista y muestran cómo otro mundo posible es concebible. Tras su propuesta, nos trae un ejemplo de contrato contrasexual listo para ser usado en nuestras relaciones (unas relaciones que deben ser temporales y consensuadas), así como una serie de prácticas de resignificación corporales con las que desarrollar nuestra contrasexualidad.

Si bien es cierto que este libro, dada su carga teórica, está principalmente dirigido a un público académico, la calidad literaria del autor permite que pueda ser leído por cualquier persona que busque cuestionar cómo su identidad y su sexualidad está construida / se va construyendo. A caballo entre la teoría y la parodia, entre la filosofía y la ficción, Preciado construye una obra que supone "un ataque al pensamiento convencional" (Elvira Mira): "Nunca un libro se pareció tanto a un vibrador high-tech, y rara vez el terrorismo intelectual fue tan rigurosamente fundamentado" (Eloy Fernández Porta).

La obra se divide en cinco secciones: en primer lugar, Preciado nos explica en qué consiste la contrasexualidad y cómo debería aplicarse en una nueva sociedad. Tras ello, tenemos el contrato listo para fotocopiar y las tres prácticas de inversión contrasexual para ir abriendo boca (o ano). En un tercer apartado, Preciado despliega toda su artillería teórica: la pluma de Derrida -con quien, dice, aprendió a leer- esta patente en estos apartados, pero también Foucault, Butler, Haraway, Wittig o Halberstam. Puro terrorismo intelectual rigurosamente fundamentado. Mención aparte requiere el gran ejercicio de lectura contrasexual de la autodenominación de «homosexual molecular» por parte de Deleuze, quien, partiendo del concepto de «transversalidad», consideraba que no es necesario haber vivido una determinada experiencia para poder pensar o escribir sobre ella, esquivando así, según Preciado, "la cuestión de la política de la identidad". Dos anexos cierran esta obra: uno sobre las diferentes etimologías del término dildo en diferentes idiomas, y otro (publicado anteriormente de forma independiente) acerca del origen e historia de las butch.

2.- El autor.

Paul Beatriz Preciado (Burgos, 1970), filósofo transgénero feminista discípulo de Ágnes Heller y Jacques Derrida, es uno de los referentes mundiales en estudios de género y teoría queer. Estudió en la New School for Social Research de New York para doctorarse posteriormente en Filosofía y Teoría de la Arquitectura por la Universidad de Princeton. Durante diez años fue profesor de la cátedra Historia política del cuerpo y teoría del género en la Universidad París VIII, unos años en los que su producción literaria supuso un auténtico revulsivo en los estudios de género. Si hay algo que caracteriza su trabajo es el entrelazamiento entre la teoría, el activismo y la práctica artística, por lo que este currículum académico debe completarse con su faceta como curador de arte: ha sido director de Programas Públicos y del Programa de Estudios Independientes del MACBA (Museu D'Art Contemporani de Barcelona) entre 2012 y 2014, comisario de Programas Públicos de la documenta 14 de Kassel y Atenas y comisario del Pabellón de Taiwán de la Bienal de Venecia 2019. Actualmente trabaja como filósofo asociado al Centro Georges Pompidou de París.

Su primera obra sería este Manifiesto contrasexual, publicado originalmente en Francia en 2000 por Balland, traducido al castellano en 2002 por Ópera prima y reeditado en 2011 por Anagrama, y al que le seguirían obras como Testo Yonki (Espasa Calpe, 2008), Pornotopía. Arquitectura y sexualidad en «Playboy» durante la guerra fría (finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2010) o la más reciente Un apartamento en Urano. Crónicas del cruce (Anagrama, 2019), que recoge todos sus artículos escritos para el periódico francés Libération entre 2010 y 2018.

Lo que busca Paul Preciado con sus escritos no es otra cosa que investigar acerca de las posibilidades que tenemos para ejercer nuestra libertad, empezando por aquello más cercano e inmediato: nuestro propio cuerpo. Así pues, de lo que se trata es de aceptar "la multiplicidad del cosmos" que se encuentra en nosotros encerrada y reprimida "bajo un régimen epistemológico y político binario". "No soy un hombre. No soy una mujer. No soy heterosexual. No soy homosexual. No soy tampoco bisexual. Soy un disidente del sistema sexo-género", dice Preciado (2019: 26), y como tal nos invita a disentir con dicho sistema al organizarnos como simples cuerpos hablantes que desestabilicen la diferencia sexual y toda la epistemología visual que a su alrededor se ha construido institucionalmente.

3.- Principales temas del ensayo.

3.1.- La contrasexualidad.

La contrasexualidad que nos plantea Preciado no es otra cosa que una práctica de resistencia productiva contra un orden "natural" que legitima la sujeción de unos cuerpos a otros. Así, esta noción tiene un doble significado: por un lado, "es, en primer lugar, un análisis crítico de la diferencia de género y sexo, producto del contrato heterocentrado, cuyas performatividades normativas han sido inscritas en los cuerpos como verdades biológicas"; por el otro, "apunta a sustituir este contrato social que denominamos Naturaleza por un contrato contrasexual" (13). En un movimiento que funciona como una cinta de Moebius, Paul B. busca que los cuerpos puedan reconocerse a sí mismos como cuerpos hablantes al margen de las categorías de hombre y mujer, pudiendo de esta forma acceder a todas las prácticas significantes y a todas las posiciones de enunciación que, históricamente, han sido definidas como exclusivas para un determinado grupo.

En este sentido, la contrasexualidad actúa como una teoría total del cuerpo que considera que sexo y sexualidad "deben comprenderse como tecnologías sociopolíticas complejas" (16), esto es, como un conjunto de dispositivos que transforman tecnológicamente los cuerpos en cuerpos sexuados y generizados. ¿Cómo es esto posible? Porque "el sexo, como órgano y como práctica, no es ni un lugar biológico preciso ni una pulsión natural". ¿Qué es entonces el sexo para Preciado? "El sexo es una tecnología de dominación heterosocial que reduce el cuerpo a zonas erógenas en función de una distribución asimétrica del poder entre los géneros" (17). Aquello que consideramos «naturaleza humana» no sería sino efecto de una tecnología social que identificaría naturaleza con heterosexualidad, por lo que la producción de feminidad y masculinidad, surgida de este contrato heterocentrado, no sería sino un proceso de corta y pega corporal en el que determinadas zonas se convierten en significantes totales de la diferencia sexual.

Asumida esta postura, lo que Preciado propone es sacudir las tecnologías que escriben en nuestros cuerpos el sexo y el género, identificando los fallos existentes en las prácticas performativas para "reforzar el poder de las desviaciones y derivas respecto del sistema heterocentrado" (18), esto es, para apropiarnos de ellas paródicamente y resignificarlas libremente.

"Porque la heterosexualidad es una tecnología social y no un origen natural fundador, es posible invertir y derivar (modificar el curso, mutar, someter a deriva) sus prácticas de producción de la identidad sexual" (22).

3.2.- Deconstrucción - apropiación - resignificación.

"Los órganos sexuales como tales no existen. Los órganos que reconocemos como naturalmente sexuales son ya el producto de una tecnología sofisticada que prescribe el contexto en el que los órganos adquieren su significación (relaciones sexuales) y se utilizan con propiedad, de acuerdo con su «naturaleza» (relaciones heterosexuales)" (23).

La posibilidad de subversión para Preciado pasa por una arquitectura corporal disidente que resexualice la totalidad del cuerpo, encontrando en el ano el lugar de energía de punto cero a partir del cual comenzar el proceso de deconstrucción contrasexual. Así, de lo que se trata es de deconstruir el órgano-origen de la diferencia sexual y resexualizar los órganos periféricos mediante una performance que muestre la ausencia de verdad del sistema de sexo/género. Para esta batalla, el arma que nos propone Preciado es el dildo, instrumento que antecede al pene como significante ya que "nos hace comprender que los penes no son sino dildos", esto es, "que los órganos que interpretamos como naturales (masculinos o femeninos) han sufrido ya un proceso semejante de transformación plástica" (67). En sí mismo, el dildo constituye una operación contrasexual de resignificación corporal, ya que supone un "desplazamiento del supuesto centro orgánico de producción sexual hacia un lugar externo al cuerpo" (69).
        
El desplazamiento efectuado por el dildo pone de relieve al sexo como una tecnología biopolítica y a la sexualidad como ideología, realizando una parodia de la heterosexualidad que desvela que nuestros cuerpos, nuestro sexo y nuestra sexualidad son construcciones plásticas que podemos moldear a nuestro propio antojo.
        
"El dildo convierte el follar […] en un acto paradójico al no poder ser identificado como órgano en la oposición tradicional hombre/activo o mujer/pasiva. Confrontada a este pequeño objeto, la totalidad del sistema heterosexual de los roles de género pierde su sentido. Más aún, las ideas y los afectos tradicionales en torno al placer sexual y al orgasmo, tanto heterosexuales como homosexuales, se vuelven caducas cuando se trata del dildo. Con relación al cuerpo, […] remite a la imposibilidad de delimitar un contexto. En primer lugar, pone en cuestión la idea según la cual el cuerpo masculino es       el contexto natural de la prótesis del pene. Después, y de un modo más drástico, amenaza la suposición según la cual el cuerpo orgánico es el contexto propio de la sexualidad" (75).

Desarrollada la dildotectónica subversiva, Preciado pasa a realizarnos una breve genealogía de los juguetes y prácticas sexuales, utilizados históricamente como instrumentos médicos o de tortura y resignificados posteriormente dentro de sistemas queer que proponen relaciones corporales disidentes. Con la historia de «cómo Butler descubrió el vibrador» podemos comprender la contrasexualidad que propone Preciado, una contrasexualidad que deconstruye paródicamente las prácticas naturalizadas a la vez que proporciona nuevas formas de placer-saber. En esta misma línea, un recorrido por las prácticas quirúrgicas transexuales bajo el nombre de «La vagina de Adán» nos muestra la industrialización de los sexos asimétrica que fragmenta y disecciona el cuerpo en función de determinados órganos. El sexo aparece como tecnología biopolítica en la mesa de operaciones, mostrando el poder del pene como significante sexual y, a su vez, mostrando su inestabilidad como sustento de la diferencia sexual.

3.3.- El sexo como tecnología.

Si bien es cierto que la consideración del sexo como tecnología podría resultar contraintuitiva o insostenible, no lo es en absoluto a la luz del pensamiento antropológico y colonial. Apoyándose en Donna Haraway (Cfr. 1991/1995), Preciado muestra cómo históricamente "la definición de humanidad depende de la noción de tecnología" (136): el hombre es aquel animal que utiliza instrumentos para dominar la naturaleza. Frente a él, el cuerpo femenino será, sin embargo, definido como naturaleza, como sexo, centrándose únicamente en su capacidad reproductiva. Tecnología y sexo actúan como conceptos estratégicos en la definición de lo humano, en una oposición que olvida que también "la «reproducción sexual», en apariencia confinada a la naturaleza y al cuerpo de las mujeres, está «contaminada» desde el comienzo por las tecnologías culturales" (138).
        
La crítica feminista ahondaría en esta oposición al señalar la dominación tecnológica masculina sobre la naturaleza sexual femenina, pero su análisis caería en una doble trampa: en primer lugar, esencializar el cuerpo de la mujer pasando por alto su carácter construido y, en segundo, demonizar toda forma de tecnología, impidiendo "imaginar las tecnologías como posibles lugares de resistencia a la dominación" (140). El feminismo esencialista, en su intento por librar a la mujer de la dominación tecnológica del hombre, "reconduce y perpetúa las oposiciones binarias" contra las que dice luchar.
        
Por otro lado, la crítica a la noción de género del feminismo constructivista caería, sin embargo, en una trampa similar, ya que "a fuerza de insistir en el hecho de que la feminidad sería el resultado artificial de toda una serie de procedimientos tecnológicos de construcción, la masculinidad, que no necesitaría someterse a su propio poder tecnológico, aparece ahora como paradójicamente natural" (142). A su vez, al acentuar el carácter construido del género, esta perspectiva vuelve a otorgar al cuerpo y al sexo un carácter esencial que constituye un nuevo límite infranqueable para la libertad individual.
        
Para sortear la trampa en la que caen tanto el esencialismo como el constructivismo, Preciado utiliza la noción foucaultiana de "sujeto local, situado, producto de una relación de poder específica" en la que sexo y género actúan como tecnologías productoras de cuerpos. Así, Preciado afirma que "no es posible aislar los cuerpos […] de las fuerzas sociales de construcción de la diferencia sexual" o, lo que es lo mismo, que "es imposible establecer dónde terminan «los cuerpos naturales» y dónde comienzan las «tecnologías artificiales»" (146). Mediante la teoría del ciborg de Donna Haraway, Preciado nos plantea el proceso biopolítico de construcción tecnológica del sexo para, así, poder proceder a deconstruirlo contrasexualmente.

- Conclusión.

¿Qué es, pues, lo que propone el Manifiesto contrasexual? La máxima, tan simple como compleja, no es otra que la de escribir autónomamente nuestro propio cuerpo, nuestra identidad y nuestra sexualidad mediante la apropiación y resignificación de las prácticas opresivas del sistema heterocentrado que nos domina. Propuesta revolucionaria, no cabe duda, ya que en su interior alberga no sólo teorías sino más bien un programa de acción política con el que plantar frente al orden "natural" y construir un nuevo orden en el que todos los cuerpos e identidades sean equivalentes.

¿Por qué leer este libro? Como toda buena obra, el Manifiesto contrasexual revuelve todo a su paso, actuando como una prótesis de desestabilización política que pone sobre la mesa la vacuidad de un sistema heterocentrado que se presenta como natural. Más allá, si algo pone sobre la mesa esta obra es que, como en una mesa de operaciones, podemos realizar diversos trabajos con los mismos utensilios: las prácticas significantes consideradas como masculinas, femeninas o perversas no son ni lo uno ni lo otro, por lo que podemos -y debemos- hacer uso de ellas para escribirnos libremente. Enlazando filosofía y activismo, Preciado atenta placenteramente contra el orden establecido y nos seduce hacia la autoconstitución de nuestra identidad sexual, un ascenso hacia el paroxismo que sin duda no dejará a nadie indiferente.

- Bibliografía.

Foucault (2000) «No al sexo rey. Entrevista con Bernard Henry-Levy», en Un diálogo sobre el poder, Barcelona: Altaya, pp. 146-164

Haraway, D. (1991/1995) Simians, cyborgs and women. The reinvention of nature, Nueva York: Routledge [traducción al castellano, Ciencia, ciborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid: Ediciones Cátedra.]

Preciado, P. B., (2000/2011) Manifeste contra-sexuel, París: Balland. [traducción al castellano, Manifiesto contrasexual, Barcelona: Anagrama.]

- (2019) Un apartamento en Urano. Crónicas del cruce, Barcelona: Anagrama.