El sesgo patriarcal en la salud mental. 'Mujeres y locura'

Reseña de Mujeres y locura, de Phillys Chesler

Por Melanie Domínguez,

- Introducción.

"La libertad y la justicia obran milagros en la salud mental. Así que, en respuesta a la infame pregunta de mi querido hermano Sigmund Freud, "¿qué quieren las mujeres?". Para empezar: libertad, comida, naturaleza, refugio, ocio, liberarse de la violencia, justicia, música, poesía, familias, y comunidades que las apoyen, ayuda y empatía durante las enfermedades crónicas o graves y en el momento de la muerte, independencia, libros, placer físico/sexual, educación, soledad, capacidad para defenderse a sí mismas, amor, amistades honestas, arte, salud, empleo digno y útil y vínculos de amistad política."

En la década de los años 50 y 60 la formación psicológica que recibían las mujeres por parte de las autoridades sanitarias eran un compendio de estigmatizaciones basadas en la supremacía moral del hombre, por lo tanto la mujer se veía reducida a una latente envidia de pene o a una característica innata de inferioridad.

Por aquel entonces las causantes de las neurosis y de las psicosis eran las madres y no los padres y no otros agentes más racionales y empíricos como la predisposición genética, condiciones culturales…

"Nunca me enseñaron a aplicar un test de salud mental, solo enfermedad mental"

Por lo tanto, entramos en lo que Phyllis Chesler cataloga como " imperialismo psiquiátrico".

En este periodo de tiempo se instruía a la población principios tales como que las mujeres eran inestables e histéricas por naturaleza. A acusar a las víctimas de violencia sexual de provocación o seducción.

Con esto se asumía que los hombres disfrutaban de una salud mental favorable.

No existían categorías para los hombres agresores o pedófilos.

Los hombres debían ser perdonados, por su simple condición, estos preceptos eran los que enseñaban en aquella década.

En palabras de la autora: "Nuestra formación profesional se limitaba a repetir y profesionalizar de forma errónea nuestra educación cultural previa".

Después de esto, Chesler se convirtió en psicóloga de la liberación y en activista legal.

1.- El libro.

Mujeres y locura es un libro escrito por Phyllis Chesler en 1972, precursora en recapitular cuestiones críticas sobre mujeres y salud mental.

El contenido de esta obra literaria es un acoplamiento de investigaciones y análisis realizados por la propia autora sobre el papel de las mujeres en la historia, sociedad y mito, más una selección de entrevistas a pacientes.

La autora aborda contenidos relevantes para las mujeres y la salud mental.

Este texto está escrito originalmente en inglés, traducido al español en esta edición del 2019 por Matilde Pérez.

Gracias a la época post-feminista las mujeres empezaron a relatar sus experiencias de internamiento psiquiátrico y su descendimiento a la "locura" estableciendo un nuevo género literario.

Para realizar este ensayo tan instructivo y brillante como es Mujeres y locura la autora ha contado con las verdaderas protagonistas y expertas, las mujeres que habían sido pacientes psiquiátricas, mujeres blancas, negras, heterosexuales y lesbianas, de clase media, mujeres cuyas edades oscilaban entre los 17 y los 70 años.

Así empezó Phyllis Chesler a documentarse como la cultura y la consciencia patriarcal dio forma a la psicología humana, durante miles de años.

Mujeres y locura se publicó por primera vez en 1972, tuvo una gran acogida. Con los años, se llegaron a vender tres millones de copias y fue traducido a muchos idiomas.

A pesar de la gran acogida que tuvo para determinados sectores feministas y en general por muchas mujeres, se trató como si fuese una simple sensación y no un proceso de documentación fundamentado y sopesado, sobre todo por aquellos que ocupaban puestos de poder dentro de los distintos ámbitos profesionales.

Chesler se plantea "¿Qué ha cambiado realmente desde que escribí este libro? Demasiado poco y a la vez muchísimo".

Aunque se ha experimentado un progreso enorme, los sesgos clínicos de los que escribió siguen estando latentes en la sociedad actual.

El clasismo, el racismo, la homofobia, el sexismo, siguen empañando juicios clínicos.

La desconfianza clínica en las madres y la predisposición a estar a favor de los padres sigue siendo tendencia en la actualidad.

Por otro lado hay que matizar que, a veces, las médicas son mucho más duras con las mujeres que con sus homólogos masculinos.

Así pues, las mujeres, al igual que los hombres, tienen opiniones sexistas.

En general, las mujeres se importan tanto entre sí, psicológica y socialmente, que tienden a esperar demasiado las unas de las otras.

Además, a las mujeres les da miedo culpar a los hombres, pero no a otras de él mismo sexo.

Existe pues una "patologización diagnostica" para aquellas mujeres que denuncian violación, acoso, discriminación, agresión y demás comportamientos de índole abusiva.

2.- La autora.

Es una escritora, psicoterapeuta y profesora de psicología y estudios de la mujer.

A lo largo de su trayectoria profesional ha escrito 17 libros. Entre los temas a los que se refiere en sus obras se contemplan estudios de género, salud mental, violencia machista, feminismo de la segunda ola, entre otros.

Phyllis se crio en una familia judía ortodoxa de clase trabajadora. En su juventud se unió a diferentes partidos, rebelándose contra su educación religiosa, más tarde conoció al que sería su marido, un hombre Musulmán con una familia polígama, la cual le sirvió de inspiración a su ferviente sentido feminista.

Al llegar a Afganistán, se encontró con diferentes problemas legales y vivió confinada en la casa de sus suegros, como si fuese una prisionera, ya que la embajada de EE.UU. no contribuyó a sacarla del país. Después de varios meses, contrajo hepatitis y su suegro, a través de una visa temporal, consiguió que volviese a los Estados Unidos.

A su regreso, Chesler terminó sus estudios, embarcándose luego en un doctorado, trabajó en un laboratorio de investigación cerebral, más tarde recibió una beca en neurofisiología. En 1969 se consagró como doctora en Filosofía. Su trayectoria profesional abarca desde el profesorado hasta la psicoterapia.
       
Tiempo después se divorció de su primer marido y se casó con un hombre israelí, del cual se divorció tiempo después, es madre de un hijo, el cual escribió el prefacio de su libro WITH CHILD: A DIARY A MOTHERHOOD. Dónde Chesler narra su experiencia en la maternidad, en el parto y en su relación.

La autora es considerada una feminista radical y  una líder feminista de la segunda ola.

Chesler cree que los hombres pueden y deberían ser feministas, y escribió su libro Cartas a una joven feminista. Chesler estudió la psicología masculina y publicó un libro sobre el tema (Acerca de los hombres) que discutía las relaciones padre-hijo, madre-hijo y hermano-hermano; el libro también trató de comprender la conformidad masculina, él cómo y el porqué los hombres obedecían las órdenes de los tiranos varones, y qué tipo de hombres se resistían a hacerlo.

Chesler impartió las primeras clases de Estudios de la mujer en EE.UU. Durante este período estableció muchos servicios para estudiantes, en los que cabría destacar: un centro de crisis por violación y defensa personal.

También fue líder en la demanda colectiva contra CUNY en nombre de las muje-res, el cual tardó 17 años en resolverse. En 1975, se convirtió en una de las cinco cofundadoras de la Red Nacional de Salud de la Mujer y es miembro fundador del Foro de mujeres y del Comité internacional para mujeres de la pared.

En sus primeros trabajos, aunque Chesler abogó por la integración, también declaró en 1972 que los "feministas" y los valores feministas deben dominar gradualmente y en última instancia las instituciones sociales públicas, para asegurarse de que no se usen contra las mujeres y argumentó que siempre ha habido "una guerra entre los sexos". En 1977, Chesler se convirtió en asociada del Instituto de la mujer para la libertad de prensa. Chesler trabajó para las Naciones Unidas (1979-1980) y coordinó la conferencia internacional feminista que tuvo lugar en Oslo, justo antes de la conferencia de la ONU de 1980 sobre las mujeres.

En 1988, Chesler se encontraba entre las mujeres que rezaban con una Torá por primera vez en un grupo femenino, multidenominacional y no Minyán en el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén. En 1989, Chesler fue cofundadora de él Comité Internacional para Mujeres del Muro para promover los derechos religiosos de las mujeres judías en Jerusalén; ella se convirtió en una de las demandantes de nombre en una demanda contra el estado de Israel sobre este tema. En 2002, ella y la coautora Rivka Haut editaron y contribuyeron a una antología sobre este tema. En 1989, Chesler comenzó a estudiar Torá. Publicó su primer dvar Torah (interpretación de la Biblia) en 2000. Desde entonces ha publicado y/o entregado comentarios adicionales de Torah.

Chesler fue una activista contra el racismo y el antisemitismo.

En 1969 fue cofundadora de AWP (women in Psycology) una organización donde podían enseñarse a sí mismas como a otras mujeres, lo que no habían aprendido en otro lugar.

En representación de la AWP, Phyllis pidió a miembros de la APA un millón de dólares en concepto de indemnización para aquellas mujeres que nunca habían recibido ayuda de los profesionales de la salud mental. Cómo era de esperar en aquel entonces el público (la mayoría hombres) se mofaron de ella. Obviamente está "loca".

Después de aquel acontecimiento Phyllis empezó a escribir Mujeres y locura.

Se sumergió de lleno en el estudio sobre la mujer y la salud mental, abarcando desde la literatura psicoanalítica, la antropología hasta los poemas y mitología, por eso no es  extraño que en este texto recurra a los mitos como modelos humanos y colectivos.

Comenzó por la década de los 70 a analizar estadísticas sobre enfermedad mental y leyó todos los estudios académicos y pertinentes, relatos históricos, entre los cuales existían los relatos personales de autoras como Elizabeth Packard, que pasó tres años en una institución psiquiátrica, por el mero hecho de pensar por sí misma, entre otras como Elizabeth T. Stone, Adriana Brickle, Clarissa Caldwell Lathrop.

Estos relatos verifican el maltrato, incluso en ocasiones el asesinato de los pacientes.

Ha quedado claro que independientemente de cuales fueran las circunstancias y la condición socioeconómica y cultural, rara vez se les trataba con profesionalidad médica.  El gran perjuicio por parte de la psiquiatría institucional, terapeutas patriarcales y familias abusivas han sembrado el sufrimiento en muchas mujeres.

3.- Principales temas del ensayo.

3.1.- La locura.

Este libro se divide en dos secciones:

Sección 1: la locura.

Este apartado da comienzo con una revisión de Deméter y Clitemnestra.

La autora se sirve de la mitología, y en cuestión de estos dos mitos para hacer una analogía sobre los roles de las mujeres. "Las diosas nunca mueren".

Estás diosas entran y salen del mundo, de nuestro imaginario, siglo tras siglo, con diferentes nombres y apariencias.

Todas estas diosas sufren en una metamorfosis arquetípica, con el tiempo. Se terminan convirtiendo en la Virgen María, en Blancanieves, la Bella Durmiente, todas ellas confinadas en el hogar y silenciadas por Deméter, el arquetipo de la madrastra, Maléfica.

Deméter es solo una de las múltiples caras del arquetipo de la "Gran Madre" y una de sus hijas Perséfone representa a la hija que no está dispuesta a ser siempre obediente y a repetir la vida de la misma. Probablemente muchas mujeres vivan en una dualidad entre querer y  temer a una madre poderosa o (sobre) protectora.

Esta unión entre madre e hija requiere una transformación en ambas. Deméter por un lado debe superar su ira y Perséfone debe ser distinta, pero aun así la misma. Esta reunión esta repleta de riesgos y requiere de cada mujer una generosidad psicológica.

Sin embargo, casi todas las hijas anhelan el amor, la aprobación, el apoyo y la sabiduría de sus madres.

"El dolor por la ausencia materna es mucho mayor que el que causa el abuso materno".

La repetición del destino materno, es una de las grandes preocupaciones de muchas mujeres que quieren desempeñar destinos heroicos y paternos.

Es de gran importancia no estigmatizar a las madres, pero también es, no negar las realidades de abuso madre-hija. Puede que para no ser arrastrada ni absorbida por su madre la hija tenga que "matarla". Y eso es precisamente lo que sucede en el mito de Clitemnestra, asesinada por su propia hija, Electra.

Muchas mujeres hacen una apología inconsciente de las acciones de Electra, asesinando a sus madres psicológicamente, para sustituirlas. Dicho esto llegamos a la conclusión de que todas las mujeres son hijas de Perséfone y Electra.

Éste es un libro sobre la psicología de la mujer y por tanto Chesler recurre a los mitos para describir la relación entre la condición femenina y eso que llamamos " demencia".

El capítulo 1 muestra las vidas e historiales psiquiátricos de algunas mujeres según material autobiográfico y biográfico e informes clínicos.

Se examinan a estas mujeres desde el punto de vista de ser mujer en un seno familiar. Se analizan diferentes relaciones como las citadas anteriormente.

Además, en este capítulo podemos encontrar, como se han compaginado la biología reproductiva de la mujer, la cultura patriarcal y la relación padre-hija para manifestar los comportamientos característicos y femeninos impuestos y la aversión hacía las mujeres y su devaluación.

Los capítulos 2 y 3 describen tanto el hospital psiquiátrico como la terapia privada como recapitulación de la mujer en la familia.

Ocurre con demasiada frecuencia que los terapeutas tratan a sus pacientes, la mayoría de los cuales son mujeres, como si fuesen "esposas" e "hijas" en lugar de como personas.

Parece ser que existe un doble estándar de salud mental y de humanidad, uno para las mujeres y otros para los hombres.

En el capítulo 4 al 9 se describe la trayectoria como pacientes de las mujeres a las que la autora ha entrevistado acerca de sus experiencias en los hospitales psiquiátricos y en la terapia externa.

A lo largo de este libro Chesler habla con muchas voces distintas.

3.2.- Las mujeres.

La sección 2: Mujeres.

Este apartado empieza con las relaciones sexuales entre pacientes y terapeutas.

La prostitución de la mujer han existido desde tiempos inmemoriales en todas las razas, en todas las culturas y todos los continentes. Esto siempre ha sido un indicativo de la comparación de la mujer y el hombre y una extendida represión sexual de las mismas. Y no solo la exclusión de la mujer toca ámbitos sexuales sino también en los sistemas eco-nómicos, políticos, religiosos y militares.

El "sexo" entre pacientes mujeres y sus terapeutas varones vienen siendo lo mismo que entre la secretaria o el ama de llaves y su jefe.

Esto deja entre ver que la implicación de una figura varonil mayor y una figura más joven es más habitual de lo que se admite, desde una perspectiva psicológica.

La mujer ha sido condicionada para responder de forma automática a las señales "inconscientes" de poder "amor" y protección que el hombre trasmite.

Dicho tramite entre la paciente y el terapeuta, denominado "seducción" o "parte del proceso terapéutico" es absolutamente ilegitimo, es en realidad una forma de violación.

En la psicoterapia no se cuestionan realmente la identidad "femenina" más bien, se aconseja, mediante métodos verbales y sexuales, la adaptación a ella.

No cabe duda de que los terapeutas seductores de  miles de mujeres que la autora entrevistó, no las ayudaron, ni con su autoestima, ni con su auto determinación, ni con su independencia, ni tampoco las consintieron, ni las protegieron, como se aboga desde la perspectiva del imperialismo psiquiátrico.

Esta sección prosigue con el tema de las mujeres institucionalizadas psiquiátricamente y la múltiple entrevistas que la autora llevó a cabo.

"KATHRYN: Después de que mi marido nos abandonara a mí y a mi bebé, estaba lo suficientemente deprimida que no podía hacer nada. Era una madre de 20 años y volvía a estar en casa y a depender de mis padres. No fui a la universidad porque mi madre no creía que fuese lo suficientemente inteligente. Mi padre era muy violento conmigo. Era una familia de mierda y escape de ella cansándome.

Así que volví y dije: "estoy en casa", y mi madre dijo: "De eso nada. Tú te lo has buscado. Ahora apáñatela sola". Así que tuve que amenazar con suicidarme para lograr un poco de compasión, y mi madre dijo: "Vale, si estás loca tendrás que ir a un hospital. Si estás deprimida, ve a que te examinen para saber porque". Mi padre conocía al director de ese manicomio privado y todos me dijeron que firmara el ingreso y estuviese agradecida".

A muchas de estas mujeres las golpearon física y rechazaban sus peticiones de contacto con el exterior. Censuraban su correo. Es triste que una paciente psiquiátrica pueda demandar con éxito a un psiquiatra por los daños físicos sufridos durante su internamiento y no por los daños psiquiátricos ocasionados.

Dentro de las paredes de los psiquiátricos estatales hay un sin fin de historias de abusos y maltrato.

Phyllis Chesler persiste a lo largo de estas entrevistas en remarcar la incesante marginación que han sufrido las mujeres a través de sesgos de clases, raciales e ideológicas.

En él siguiente apartado aborda las entrevistas de mujeres lesbianas, seguidas de mujeres y razas y concluye con las entrevistas a las feministas.

Esta obra culmina con el capítulo 10.

Psicología de la mujer: pasado, presente y futuro. En el que su último apartado son preguntas que evocan a reflexionar y a interiorizar la historia de las mujeres.

"¿Deben las mujeres cortar sus vínculos matrimoniales de Doncella con Eros, hasta que todos los hombres se hayan casado con ella? ¿ Será el lesbianismo, la bisexualidad y la homosexualidad cada vez más naturales entre la gente joven? ¿ Y qué significado tendrá? ¿ Podrán los hombres llegar a ser más heterosexuales al tiempo que las mujeres lo son menos? ¿Hasta qué punto podrán los adultos que ya han sido socializados en rígidos roles de género participar en dicho cambio? ¿Qué nos pasará a nosotras si finalmente no pueden?

"¿Cómo podemos educar a los niños varones en la bisexualidad, es decir, para que respeten, confíen, teman y amen a mujeres y hombres por igual? ¿Cómo podemos educar a las niñas para que hagan lo mismo? ¿ Cuándo podremos dejar de otorgar relevancia alguna a las diferencias biológicas? ¿Cómo conciliaremos nuestros cuerpos y el universo natural?".

- Conclusión.

Mujeres y locura es una obra excitante y sorprendente, es el tipo de lectura consciente, desprovista de ignorancia.

Los fundamentos de la autora son implacables. Trata una de las realidades más ignoradas y sesgadas de la historia: LA MUJER.

Durante el proceso de lectura he disfrutado y he sufrido. Yo como mujer, al leer este ensayo, he evolucionado y ampliado mi mente, ha despertado a la diosa que hay en mí y también a desconfigurarla. A ser consciente de los condicionamientos y arquetipos que me forman inconscientemente, a establecer límites y regalar menos licencias al sistema patriarcal.

A sentirme afortunada por mi supuesta "locura" y por mi supuesto "género".

A entender que la opresión, TRAUMATIZA.

Este libro está escrito con dedicación y constancia, está escrito para todo tipo de público, no margina.

Nos golpea con realidades que desde un juicio sano no se podría negar, no se olvida de ninguna de nosotras, todos somos mujeres y locura, cada una de nuestras historias está reflejada en cada página. Nos abraza y nos protege, como la ha hecho Phyllis Chesler durante toda su trayectoria profesional.

Es una obra sensible, educativa y como tal debería estar más presente.

- Bibliografía.

CHESLER, PHYLLIS (2019): Mujeres y locura, Madrid: Continta me tienes.