La maternidad como nueva forma de esclavitud en 'La mujer y la madre'

Reseña de La mujer y la madre, de Élisabeth Badinter

Por Eva Merino
eva88_rm@hotmail.com

 

- Introducción.

 

¿Es compatible ser madre y feminista? ¿Se pueden racionalizar los instintos y los constructos sociales? ¿Queda tiempo para la lucha cuando son los cuidados los que copan las horas del día a día de las mujeres? ¿El feminismo que estamos construyendo incluye la maternidad?.

 

"La maternidad es la representación cultural más compleja que sobre el imaginario de la mujer se ha elaborado a lo largo de la historia del pensamiento de Occidente" (Lozano, 2001, p.120). Como concepto genérico, la Mujer se relaciona con la Madre.

 

Durante muchos siglos, ser madre ha implicado para la mujer acceder a un estatus social determinado y, de esta manera, ha garantizado la construcción de su identidad. Históricamente, "se contempla como una actividad femenina, de mujeres debido a sus cuerpos y, por tanto, ligada a la naturaleza" (Lozano, 2001, p.135).

 

Este mito Mujer = Madre se organiza históricamente desde una multiplicidad de discursos a través de los cuales una sociedad habla: científico, legal, ideológico, político, privado, etc. Los mitos del imaginario social son altamente sensibles a lo histórico y, por ende, se encuentran enormes diferencias en las concepciones de maternidad, así como en la relación madre-hijo.

 

En tal sentido, la maternidad es considerada como un fenómeno de la naturaleza y no de la cultura. La invención del "instinto materno" marca la noción de amor materno incondicional: madre e hijo están atados por lazos de "sangre" indisolubles y sólo ella sabe, por naturaleza, lo que su hijo necesita.

 

1.- El libro.

 


El libro "La mujer y la madre" considera que la maternidad es una nueva forma de esclavitud y el resultado de la crisis económica que atraviesa el viejo continente.

 

Plantea que la promoción de la lactancia materna  es en realidad una manera de retroceder y devolver a las mujeres al hogar. Acusa a ecologistas, feministas de la diferencia, pediatras y muy especialmente a psiquiatras infantiles de culpabilizar a las madres y someterlas a eso que ella llama nueva forma de esclavitud cada vez que hablamos de las necesidades afectivas de los bebés.

 

Muchas mujeres se están cuestionando si asumir una doble jornada de trabajo, cobrando menos que sus compañeros, es lo que realmente les hace felices y, como consecuencia, sitúan la maternidad en el centro de sus vidas.

 

Una crisis que no sólo es económica sino ideológica. Se cuestiona si, en un proceso de búsqueda de la felicidad a través del consumo, no nos hemos olvidado de escuchar a la naturaleza. Por eso, adquiere ahora especial valor y se impone la tendencia a pensar que todo lo natural es bueno.

 

El parto natural con dolor, la lactancia materna o el uso de pañales reutilizables forman parte de una ofensiva naturalista que encuentra entre sus víctimas a mujeres profesionales que rondan los 30 años y que, presionadas por la edad, abandonan temporalmente su trabajo para vivir la maternidad. Afecta igualmente a las mujeres menos favorecidas que buscan refugio en las ayudas sociales de los Estados para dedicar más tiempo a la crianza de sus hijos.

 

"Todo lo natural es bueno".

 

"Yo soy una madre mediocre".

 

Badinter, madre de tres hijos, defiende que, al contrario que los animales, los humanos no poseen instinto maternal. Considera que es un concepto fabricado que somete las decisiones de la mujer mientras que, el amor, es un sentimiento humano que se construye día a día, sin automatismo, y que reconoce las limitaciones de las madres.

 

"Queremos hacerlo todo bien, pero, inevitablemente, nos equivocamos a diario".

 

Es además este mismo modelo naturalista ecológico el que pone en riesgo el reparto de responsabilidades en el hogar.

 

"No se es madre 24 horas al día y el biberón lo pueden dar de igual forma el padre y la madre".    

 

- 2. La autora.

 


Élisabeth Badinter (Boulogne-Billancourt, 5 de marzo de 1944) es una filósofa feminista francesa, historiadora y mujer de negocios. Es profesora de filosofía en el École Polytechnique en París. Su trabajo destaca por las reflexiones filosóficas que interrogan el feminismo y la posición de las mujeres en la sociedad, ocupándose especialmente de la situación de las mujeres inmigrantes.

 

Es hija de Marcel Bleustein-Blanchet, fundador de Publicis Groupe. Está casada con Robert Badinter, abogado, profesor de derecho y ex ministro de justicia. Tiene una hija y dos hijos, Simón y Benjamin Badinter, quienes están al frente de Médias et régie Europa, una compañía subsidiaria de Publicis. Según Forbes, es una de las ciudadanas francesas más ricas con una fortuna que ronda 1.8 billones de dólares en 2012.

 

"Hay formas de vestir que me chocan más que el velo como ver a una niña de 13 años con las nalgas al aire".

 

Desde sectores feministas se califica a É. Badinter de antifeminista y de disfrutar de la ayuda inestimable de los medios de comunicación patriarcales. Su posición como empresaria de publicidad le permite disfrutar de un púlpito desde el que azuzaría contra muchas de las reivindicaciones feministas actuales. Se considera que es una "panfletaria" que condena tanto al feminismo francés como al americano.

 

"Mi generación crio a los hijos con biberón. Hoy son los que tienen mayor esperanza de vida".

 

3. Principales temas del ensayo.

 

- 3.1. La ofensiva naturalista.                                                                    

 

Badinter que se presenta a sí misma como filósofa y «reconocida líder feminista» plantea que entre la promoción de la lactancia materna es en realidad una manera de retroceder y devolver a las mujeres al hogar. Expresa una filosofía de la maternidad que condiciona el estatus de la mujer y su papel en la sociedad (p86). Hace hincapié en la propiedad del cuerpo de la mujer, refiriéndose a los senos los cuales pertenecen principalmente a su bebé ya que han sido creados para alimentar.

 

"La buena madre es la que amamanta".

 

Acusa a ecologistas, feministas de la diferencia, pediatras y muy especialmente a psiquiatras infantiles de culpabilizar a las madres y someterlas a eso que ella llama nueva forma de esclavitud cada vez que hablamos de las necesidades afectivas de los bebés, como es el caso del vínculo de apego o "la saga del blonding, como lo llaman John Kennell Y Marshal L. Klaus, promotores de un artículo en el New England Journal of Medicine.

 

Otro de los temas que se tratan en este capítulo es el instinto maternal al que Bruno Bettelheim proclamó en 1981 siguiendo las investigaciones de John Bowlby y la teoría del apego, donde se aboga por obligar a crear ese vínculo entre madre e hijo desde el nacimiento para que el futuro bebé se desarrolle plenamente y como no para que la madre no rechace a este. No es más que un estereotipo de mujer ligada al parto y a la educación/crianza del hijo.

 

Badinter, tacha al hombre como "aliado de la dominación masculina, como el único bebé, el inocente. Además de aludir que su batalla ya está ganada sin necesidad del uso de armas ni de palabras.

 

"El peor peligro para la emancipación de las mujeres y la igualdad de los sexos".

 

Además Badinter nos señala a lo largo de estos capítulos las innumerables trabas sociales que una mujer tiene cuando decide ser madre, relegada al cuidado de los hijos. Social o moralmente, la mujer abandona su estatus de "mujer" de persona profesional o lo aparta a un segundo acto para dedicar su "alma" al cuidado y educación del hijo.

 

Ya desde que la mujer está en estado todo son prohibiciones, normas y límites. Las responsabilidades maternales empiezan desde la concepción del hijo. Desde ese instante se desaconseja vivamente a la madre fumar un cigarrillo y beber una gota de alcohol, la muerte de los placeres, de la libertad y de la despreocupación propia del estatus de "no madre". No obstante, los riesgos son potenciales; retraso del crecimiento intrauterino, hematomas retroplacentarios, etc.

 

Otra cuestión a tratar es la conciliación de la maternidad con la vida profesional y marital, crear las condiciones de igualdad profesional entre sexos. Es sabido que las ventajas están del lado del género masculino, pues aun, hoy en día el hombre no es el que deja el trabajo para coger las riendas del hogar y la crianza del hijo. En este terreno, Suecia ha hecho grandes cambios, ya que los padres pueden tomarse permisos parentales y el 60% de las madres recuperan su trabajo después de los permisos. Sin embargo, es un camino lleno de obstáculos que aún nos quedan por quitar.

 

"Al fin y al cabo, el mundo del trabajo es decepcionante, si no os ofrece el puesto justo que merecéis, si no os ofrece el estatus social, ni la independencia financiera que esperáis, ¿por qué convertirlo en una prioridad? (pág. 44)".

 

Hoy en día, ninguna política familiar se ha revelado verdaderamente eficaz de cara a la igualdad entre hombres y mujeres. La división del trabajo entre cónyuges no es igualitaria en ningún país. Las responsabilidades cada vez más pesadas que cargan las madres no hacen más que agravar la situación. Sólo el reparto de los papeles podría frenar esta tendencia. Pero…

 

"… en nombre del bienestar del hijo, emprendemos caminos inversos. Los hombres más machistas pueden estar contentos: el final de su dominio no está previsto para mañana. Ellos han ganado la guerra subterránea sin tomar las armas, sin decir siquiera una palabra; los partidarios del maternalismo se han encargado de ello".

 

- 3.2. El exigente modelo actual de maternidad.

 

Es innegable que las culturas están dominadas por modelos, en este caso el maternal. La maternidad representa un trabajo a tiempo completo donde se espera que las madres se consagren a los cuidados de los hijos poniendo a la mujer en una contradicción múltiple. Por un lado, la social en la que la mujer que trabaja reduce drásticamente su realización profesional para dedicarse a tiempo completo al cuidado y educación del menor.  La otra contradicción concierne a la pareja, ya que a la llegada de otro miembro la vida amorosa se ve drásticamente reducida.

 

Actualmente, la mujer se enfrenta a nuevos interrogantes en los cuales pretende dar respuesta a las actividades en las que se siente más plena. Para la mayoría una vida sin hijos es impensable, pero no todas están dispuestas a sacrificar por estos su independencia financiera y personal definiendo esto según Badinter como "la nulípara", es decir mujer que no tiene hijos, mujer de ninguna parte, mujer que no se identifica con la madre. O como los anglófonos distinguen entre childfree y childless. La primera alude a la mujer liberada voluntariamente de tener hijos y la segunda aquella que no puede tener hijos o estéril, "la fruta seca".

 

Una realidad que nos ocupa hoy es el descenso de la natalidad o como bien señala Badinter el descenso del deseo de tener hijos. Para explicar esto, se realizó un estudio en la universidad de Leipzig en la cual los encuestados clasificaban por orden de importancia los valores esenciales de la vida. Esta encuesta reveló que los hijos y la familia ocupaban la sexta posición y solo los amigos y las actividades de ocio eran considerados menos importantes.

 

Toda cultura está dominada por un modelo maternal ideal que puede variar según las épocas. Se puede aceptar, esquivar, rechazar o negociar, pero en última instancia siempre en función de uno determinado.

 

Hoy el modelo es más exigente que nunca, la amplitud de los deberes maternales no se reducen únicamente a los cuidados corporales y afectivos, implican una atención escrupulosa al desarrollo psicológico, social e intelectual del hijo. la maternidad representa más que en el pasado, un trabajo a tiempo completo. Hoy se espera que las madres "se consagren" a los hijos. Esto conlleva que las mujeres de la actualidad se enfrenten a nuevos interrogantes:

 

"¿en qué actividad me sentiré más plena?, ¿la maternidad es el acto que más puede enriquecerme?, ¿no me realizaré mejor en una carrera profesional? ¿en caso de no querer sacrificar ni lo uno ni lo otro, en cuál será mi prioridad?"

 

La mujer de hoy en día ya no busca su satisfacción en la maternidad, o simplemente no lo ve como una prioridad, de ahí, surgió el concepto "nulípara", que según la autora identifica la feminidad y la maternidad. Ya no se consagra la mujer estéril o soltera a la "desgracia" de no tener hijos, sino que conscientemente la mujer es la que decide liberarse de la maternidad. El ideal maternal choca con las obligaciones cada vez más duras del mundo del trabajo.

 

Hace tiempo todavía eran raras las mujeres que pensaban vivir sin hijos, y peor las que confesaban que vivían mal su maternidad y lamentaban la experiencia. La maternidad, marcaba la entrada a la edad adulta, sin la cual no se podía hablar de felicidad y plenitud.

 

Kristin Park, artículo citado en la página 375, del British Office of Population Census and Survey, subraya que los estudios sobre la satisfacción conyugal comparando las parejas con o sin hijos han producido numerosas conclusiones diferentes. Este individualismo va parejo a otras características, poco o nada religiosas, racionalistas, tolerantes, cosmopolitas, etc. así como que el índice de divorcios es más elevado entre los padres con hijos menores que aquellos con hijos mayores de dieciséis años. La tasa de divorcios entre las parejas sin hijos se sitúa entre los dos.

 

Para un número significativo de mujeres, la maternidad ya no supone su realización. No solo rechazan la esencia maternal tradicional de la feminidad, sino que se consideren incluso más femeninas que las mujeres realizadas con su maternidad.

 

Lo queramos o no, la maternidad ya no es más que un importante aspecto de la identidad femenina, pero ya no es el factor necesario para la adquisición del sentimiento de plenitud del ser femenino.

 

- Conclusión.

 

No es solo un libro de lo bonito, difícil y complicado que es ser madre, mujer y feminista a la vez. Es también un libro sobre la dimensión política de la maternidad y de las consecuencias que tiene para un Estado el hecho de que los gobernantes menosprecien el valor de los cuidados. De lo que puede pasar cuando se deja la palabra familia en manos de los conservadores".

 

Se las llama madres biológicas o mujeres en conflicto con su maternidad. En una estructura ideológica en la cual la maternidad es la norma, el eje de la identidad sexual femenina, cualquier oposición o imposibilidad de ella se significa como una disfunción, rebeldía o enfermedad. En general, la mujer que no quiere o no puede ser madre transgrede el orden simbólico construido y aparece como "la negación de la naturaleza, de la vitalidad y de la creatividad, como reverso de la ecuación fertilidad-normalidad-tradición" (Tubert, 1991, p.107).

 

El regreso del naturalismo, que realza el nuevo concepto muy trasnochado del instinto maternal y elogia al masoquismo y el sacrificio femenino, constituye el peor peligro para la emancipación de las mujeres y la igualdad de sexos.

 

- Bibliografía.

 

BADINTER, É. (2011): La mujer y la madre. Madrid: La esfera de los libros.

 

BADINTER, É. (2011). Current Biography Yearbook. Ipswich, MA: H.W. Wilson. 2011. pp. 33-36.

 

CADENA SER (2011): (Entrevista con la autora) [Web]:

https://cadenaser.com/ser/2011/05/01/sociedad/1304216007_850215.html

 

CAPITAL (04/03/14). Les petits soucis d'ISF des Badinter.

 

CIUDADDEMUJERES.COM (05/05/06). "Elisabeth Badinter desnaturaliza el feminismo para combatirlo mejor". Archivado el 13 de noviembre de 2016 en la Wayback Machine.

 

DAVIES, L. (2010). "French philosopher says feminism under threat from 'good motherhood'". The Guardian (Londres).

 

EL PAÍS (2015): (Entrevista con la autora) [Web]:

https://elpais.com/internacional/2015/08/05/actualidad/1438790334_204242.html

 

Eyre, D. E. (1995) Vinculación madre-hijo: una ficción científica.

 

FERNÁNDEZ, A.M. (1993). La mujer de la ilusión. Buenos Aires: Paidós.

 

FERRO, N. (1991). El instinto maternal o la necesidad de un mito. Madrid: Siglo XXI.

 

FORBES (03/12) The World's Billionaires List.

 

FULLER, N. (1993). "La disputa de la femineidad en el psicoanálisis y las ciencias sociales". Debates en Sociología, nº18, 18-33.

 

GIBERTI, E. (2006). "El nombre de la madre de origen". Revista Actualidad Psicológica, nº340, abril 2006. Extraído el 28 de mayo de 2021 de http://www.evagiberti.com/articulos/titulo-de-adopcion.html

 

JACQUELINE REMY (2003). «"El hombre no es un enemigo a batir". Entrevista con Elsabeth Badinter». biblioweb.sindominio.net. Consultado el 2 de marzo de 2016.

 

Jewish women Encyclopedia. "Elisabeth Badinter".

 

LANGER, M. (1951). Maternidad y sexo. Buenos Aires: Nova.

 

LOZANO, M. (2001). La construcción del imaginario de la maternidad en occidente. Manifestaciones del imaginario sobre la maternidad en los discursos sobre las nuevas tecnologías de reproducción. Tesis Doctoral. Facultad de Ciencias de la Comunicación. Universidad Autónoma de Barcelona, España.

 

MARTÍNEZ, E. (1992). Hacia una crítica de la maternidad como eje de construcción de la subjetividad femenina en psicoanálisis.

 

Sovereign Ordonnance (18/11/11). Promotions or nominations in the order of cultural merit.

 

TUBERT, S. (1991). Mujeres sin sombra. Maternidad y tecnología. Buenos Aires: Paidós.