​Familia, fundamentalismo religioso cristiano y emancipación de la mujer en 'Una educación'

Reseña de Una educación, de Tara Westover


Por Claudia Macchiavelli
tengo 27 años y soy italiana,
llevo en Granada un año y me encanta
aunque echo de menos el mar precioso de mi pueblo en Toscana.

He estudiado cine, historia y comunicación en la universidad,
y me encanta ver como la cultura evoluciona
a medida que los tiempos van cambiando.
Mi misión principal es buscar la belleza de las pequeñas cosas
y nunca ser una persona indiferente.
Mi lema es: "Mantén siempre los ojos bien abiertos".

claudia.macchiavelli@libero.it

 

- Introducción.

 

"Esta no es una historia que trata de religión" y esto lo afirma la misma autora en la nota inicial. Al parecer es un libro sobre su vida y su familia mormona pero en realidad es mucho más que eso. La religión protestante no es el sujeto pero podemos descubrir su rastro en lo que es el verdadero tema del libro: la búsqueda de la propia y personal Tierra Prometida.

 

George Bernard Shaw decía: "There is only one religion, though there a hundred versions of it", o sea "Hay una sola religión, aunque hay cientos de versiones de la misma". La religión, considerada como sentimiento de adoración - y también de sumisión - hacia algo ajeno a nosotros mismos, algo superior, es una sola; lo que es diferente es la manera con la que nosotros nos enfrentamos a ella y el nivel de persistencia con el que esta actitud se queda a lo largo del tiempo. La sociedad estadounidense es la que más ha sido condicionada por la religión en todos sus aspectos, porque el puritanismo de importación inglesa ha tenido la fuerza de una explosión atómica que siempre lleva consigo unas cuantas secuelas. Detrás de esta historia trágica y dura de revancha (o redención) hay un sentimiento vinculado a la religión, o por lo menos a sus secuelas culturales, más de lo que se pueda realmente pensar.

 

1.- El libro.

 

En este su primer y único libro, Westover habla de su familia, de cómo ha conseguido romper el vínculo tóxico con ellos y lo hace contando simplemente la verdad. En una entrevista en The Guardian ella misma declara que "en familias cómo la mía, no hay peor crimen que contar la verdad". Entonces hay que hacerlo, contar su propia verdad, la que ha vivido en cada fibra y cada célula de su cuerpo. De este libro se desprende una urgencia en registrar cada acontecimiento de su vida, de escribir cómo ha madurado su propia conciencia y cómo ha conseguido llegar donde sentía ser destinada.

 

No es un libro sencillo, a pesar de la fluidez de la escritura: es un golpe en el estómago sobre todo para los que no pueden aceptar las injusticias. Pero la autora en ningún momento condena a su familia y ni siquiera pretende que lo hagamos nosotros; lo que quiere es contar cómo es posible convertirse en la versión más veraz de uno mismo, que es un camino doloroso pero necesario a la vez, que da cómo resultado final simplemente una tranquilidad y la satisfacción de haber llegado.     

 

- 2. La autora.

 


Tara Westover nació en el estado de Idaho (EEUU) en 1986, aunque no sepamos con exactitud el día porque sus padres no declararon su nacimiento. La suya es una familia mormona cuya creencia se radicaliza como resultado de una enfermedad mental del padre. Esto implica vivir en estrecho contacto con un estado paranoico y con unas cuantas manías de persecución: ninguno de la familia puede acudir a un médico, la instrucción pública es considerada como algo malo y hay que prepararse cada día para el fin del mundo, almacenando comida y otras cosas para sobrevivir.

 

Tara no tiene una infancia como todos los niños: será obligada a trabajar tanto en un desguace como en las obras con su padre y sus hermanos. También sufre maltrato físico y psicológico por parte de un hermano y eso le dejará marcas indelebles. Mira hacia la montaña delante de su casa, la Princesa India, y siente que hay algo más allá de este mundo conocido, y ese algo la atrae.

 

Después de muchos esfuerzos y muchas dudas, consigue alejarse y empezar lo que había deseado siempre, a pesar de las restricciones, o sea, estudiar. Será admitida en Cambridge donde llegará a conseguir el doctorado en Historia.     

 

3. Principales temas del ensayo.

 

- 3.1. La tierra prometida y la búsqueda del Edén: ¿cómo nace el mito?                                                                      

 

Cuando Colón descubrió América en 1492 la describió como el verdadero lugar en la tierra del Edén. Algunos protestantes ingleses, los puritanos, estaban convencidos de que allí encontrarían su tierra prometida a la que creían estar destinados. Ellos vieron en las palabras de Colón una esperanza o, mejor, una promesa de encontrar al otro lado del océano el lugar perfecto donde poder divulgar la palabra de Dios y donde se convertirían en un ejemplo para todo el mundo. Este concepto de predestinación tiene sus orígenes en el calvinismo, según el cual cada individuo desde su nacimiento está destinado a la salvación o a la condenación eterna; este destino no puede cambiarse de ningún modo, solamente se puede rezar y tener una vida decente y esperar recibir algunas "señales" por parte de Dios: por ejemplo, tener éxito es una de estas señales e indica la salvación.

 

Algunos podrán preguntarse qué tiene que ver todo esto con el libro: pues tiene que ver porque este concepto de predestinación y de tierra prometida se ha extendido hasta llegar a perder su significado puramente religioso y se ha colado en cada aspecto de la vida y de la sociedad estadounidense. Por ejemplo, los estadounidenses tienen siempre los ojos fijos en la meta a la que pretenden llegar, ponen mucho esfuerzo en construir su propia vida (casa, familia, trabajo) y defienden firmemente su pequeña tierra prometida de posibles ataques externos (no es casualidad que poseer armas de fuego sea tan habitual). El impulso hacia la propia tierra prometida es algo que no es transferible, pertenece sólo a la persona que lo siente y a menudo no es ni entendido ni compatible para los demás.

 

Desde el principio Tara siente esa fuerza interior pero hasta que no llega a tener las herramientas para descifrarla se siente equivocada, mala y desagradecida. Piensa que debe aceptar la vida que le ha impuesto su padre como señal de agradecimiento, pero la prisión en que nació se viene abajo cuando entiende que quiere estudiar. Y a medida que su educación sigue adelante se da cuenta de que está exactamente donde tiene que estar.

 

La conciencia no es algo que madura en poco tiempo. Hay altibajos, dudas, ira reprimida que explota de repente y sentimientos de culpabilidad. Pero cuando llega a entender que está en el sitio correcto, empieza simplemente a aceptarlo, aceptando también todas las consecuencias.

 

- 3.2. Cuando la tierra prometida llama pero no hay respuesta: la madre de Tara.

 

La madre de Tara, Faye, es una de las personas más interesantes del libro. Faye antes de casarse era muy fiel a los valores cristianos, sin embargo practicaba una especie de rebelión hacia el mundo perfecto y convencional que su propia madre intentaba imponerle. Era una rebelde de las pequeñas cosas y de los detalles.


Su madre intentaba imponerle una vida respetable y de apariencia. Básicamente la vida que ella no había podido tener. Pero Faye rompe los vínculos, como hará Tara en su momento con ella, y se casa con la persona que ha eligido. Esta elección no será feliz a los ojos de los demás y quizás ella también se da cuenta de que es así, pero sigue adelante con firmeza y devoción.

 

Sin haber estudiado y sin ningún título, empieza a crear remedios milagrosos a base de hierbas y también se convierte en comadrona. Cumple con la paranoia del marido sobre el sistema sanitario y se convierte en el canal a través del cual cada resultado exitoso confirma la convicción de que los médicos no sirven para nada cuando Dios está de tu lado. Se deja convencer de que ése es su deber, su misión y no toma en consideración otro punto de vista.

 

Es una mujer que es víctima de violencia por parte de su marido y también es testigo de la violencia hacia y entre sus hijos, sin llegar a intervenir en ningún momento. Lo intentará, pero lamentablemente cuando alguien confunde la propia tierra prometida con la de los demás hay casi siempre una retractación.

 

Cuando una madre da la espalda a su propia hija en nombre de un falso destino no hay vuelta atrás. Faye es el símbolo de quien lo intenta y no es capaz de cargar con las consecuencias de un cambio de opinión. No es una elección fácil: es una tácita admisión de derrota sin mirar atrás, a pesar del grito desesperado de la propia conciencia que pide libertad.

 

- 3.3. Una educación: la tierra prometida de Tara.

 

Tara crece en un entorno en que la paranoia de su padre sobre la educación pública (y la educación en general) le impide tener una actitud positiva hacia la misma. Sin embargo, eso no impide la formación de la semilla de la curiosidad cuando ve a su hermano estudiando a escondidas. Tara no puede concebir cómo es posible que aquel chaval tan bueno pueda hacer algo malo. Es así que crece en ella la duda sobre la credibilidad de las palabras fanáticas del padre.

 

Inicialmente su sed de conocimiento va acompañada de un sentimiento de culpabilidad, porque ella sabe que eso representa una vergüenza para su familia, básicamente como dar la espalda a todo lo que su padre le ha enseñado. Tara siente dentro de sí misma este dualismo que la acompañará hasta la universidad, en la que será admitida sin haber ni siquiera frecuentado alguna escuela anteriormente.

 

Se apasiona por la historia, ella que hasta hace poco no sabía el significado de la palabra holocausto o lo que era el movimiento por los derechos civiles. Se da cuenta de que la historia es el resultado de una combinación de muchas voces y que estas voces no son irrefutables como las de los profetas. Entiende pues que puede escribir ella misma la historia.

 

A pesar de que se siente muchas veces desagradecida hacia su familia, también entiende que una vuelta atrás supondría renunciar a su verdadera naturaleza, al impulso interior que siente dentro. Aprende a separar su vida anterior en Idaho y su vida ahora en una importante universidad inglesa; son dos mundos que no pueden coexistir. No niega sus orígenes y sus raíces, a pesar de que sus elecciones la llevarán lejos para siempre de su familia, pero necesita volar con su propias alas, pensar con su cabeza y disfrutar por fin de la meta a la que no había conseguido dar una forma precisa durante la infancia y la adolescencia. Lo que hace es aceptarse a sí misma, no con odio o rencor, sino con conciencia.

 

- Conclusión.

 

Los vínculos familiares a veces son muy parecidos a los ligamentos del cuerpo. Puede pasar que se rompan como pasa con los huesos y, a pesar de un tiempo de convalecencia, nunca vuelven a ser como antes. Tara después de cada torsión de muñeca, de cada intento de sumisión, después de cada escena de silencio forzado, ha ido soltando el cordón que la ataba a su familia. A pesar de haber perdonado a su familia, Tara se da cuenta de que debe poner una distancia entre ellos. Es verdad que dicha distancia ya estaba porque la atracción hacia su propia tierra prometida siempre ha estado allí. Tara necesita alejarse para luego volver, para darse cuenta de lo incompatible que son el mundo de sus padres y el suyo.

 

No hay espacio para la culpabilidad que intoxica solamente a quien la siente. Ahora Tara puede por fin disfrutar de haber llegado a donde estaba destinada desde siempre. Su propia tierra prometida era aquella sensación indescifrable que le producía el mirar hacia la Princesa India, o sea intuir que hubiese algo más allá, porque a veces creemos que lo que vemos es el único horizonte posible, cuando en realidad éste cambia constantemente.

 

Para la autora, el camino hacia la emancipación a través del estudio ha sido una mezcla constante entre fuerza centrífuga (determinación y voluntad) y fuerza centrípeta (vergüenza y culpabilidad), pero al final termina ganando el impulso interior que ha hecho que llegue a donde sentía que estaba destinada.

 

Los demás nunca llegarán a entender el recorrido personal de otro, pero eso no tiene importancia: Tara ha llegado. Cada revolución del alma empieza cuando nos damos cuenta del espacio que ocupamos y de repente este espacio se convierte en algo sacro e inviolable. Sí, Tara ha llegado a casa. 

 

Esta historia autobiográfica puede llegar a ser la historia de todos. Puede gustar a quien tiene sueños, a quien se siente equivocado por sentir algunos impulsos interiores, a quien consigue salir de su situación y también a quien todavía no lo ha conseguido. Este libro es perfecto para ponerse en el lugar de otra persona y al mismo tiempo para reflexionar sobre su propia vida.

 

- Bibliografía.

 

Bercovitch S. (1992): América Puritana.

 

Jewett R.J. y Lawrence J.S. (2002): The Myth of the American Superhero.

 

O'KELLY, L. (The Guardian, 17/02/18): Tara Westover: 'In families like mine there is no crime worse than telling the truth.':
https://www.theguardian.com/books/2018/feb/17/tara-westover-education-interview-i-was-13-when-i-first-went-to-another-childs-house

 

WESTOVER, T. (2018): Una educación. Barcelona: Lumen.