Reseña de La voz dormida, de Dulce Chacón
Por Olaya
- Introducción.
En cierto modo, esta novela trata sobre el silencio, el mismo al que muchas personas y especialmente mujeres, fueron obligadas a subyugarse, el mismo que cumple el papel de brazo ejecutor de la represión y a su vez cumple el papel de cómplice, cómplice de un sistema opresor y patriarcal que se asegura de guardar bajo llave las historias que no interesa que sean oídas, las historias escritas de manos de mujeres y hombres que creyeron y lucharon por la libertad, las historias del lado de los históricamente considerados vencidos.
1.- El libro.
La novela fue publicada en 2002 por la editorial Alfaguara, en Madrid.
El contexto histórico del libro hace referencia desde el año 1939 en adelante, año en el que termina la Guerra Civil española, hasta el año 1963. Inició en el año 1936 cuando de manos del general Francisco Franco se produjo una sublevación de parte de la población española, enfrentando a hermanos contra hermanos y familias enteras. Durante los años que duró la guerra se produjeron numerosas atrocidades por parte de ambos bandos pero la peor parte fue después, cuando la guerra terminó, dio paso a 40 años de dictadura franquista, donde los vencidos, y especialmente las mujeres, fueron perseguidos y brutalmente castigados, incluso una vez que se habían rendido.
Este libro plasma muy bien la represión vivida durante los años posteriores, ya que Dulce Chacón hizo una labor de investigación por toda España, buscando testimonios de mujeres que habían sido víctimas de la represión.
Por ello, en él podemos ver la historia de cuatro mujeres; de cómo vivieron el encarcelamiento y cómo han llegaron a parar a esaa prisión.
Hortensia, que representa a una mujer joven y embarazada, guerrillera de izquierdas, nunca dio su brazo a torcer, ni aunque fuera sometida a infinidad de torturas para delatar a su familia y a su partido.
Elvira, la más joven de todas, representa la inocencia y cómo la represión fue injusta hasta para personas que nada tenían que ver (era demasiado joven para ser consciente de nada ni para afiliarse a ningún partido político).
Tomasa y Reme representan a dos mujeres de edad avanzada y con una visión más madura de la guerra y del mundo.
Todas ellas se encontraban cumpliendo condena en una cárcel improvisada en Madrid (había tantas presas que se tuvieron que improvisar cárceles en conventos y mercados), todas fueron condenadas por delitos políticos. Las historias están conectadas entre sí, unas porque comparten personajes y trama, y otras simplemente por contexto social, ya que el castigo hacia la mujer libre se hizo de forma tan sistemática, por un estado que era misógino y patriarcal, que las mismas vivencias pudieron ser compartidas por muchas mujeres de distintas edades en nuestro país.
Por otro lado, me gustaría destacar también el personaje de Pepita, ya que aunque también es la representación de una mujer joven, como Elvira, tiene una visión menos inocente del mundo, ya que desde fuera se convierte en una de nuestras narradoras principales, siendo testigo del dolor y del sufrimiento que soportan y soportaron las víctimas y sus familiares, viendo impotentes, como no cambia la situación, intentando ayudar a que la estancia de las víctimas fuera lo más llevadera posible, pidiendo al cielo con un atisbo de esperanza que la situación cambiara e incluso siendo cómplices en la sombra de aquellos que seguían fuera, intentando salvar así al mayor número de personas posible pero teniendo que soportar el miedo a ser juzgadas y castigadas por la sociedad si fueran descubiertas. Me gustaría destacar su valentía y la importancia de su papel en la sociedad de aquella época ya que se convirtieron en la base y la ilusión de una sociedad mermada por el franquismo.
Por tanto, estas historias y las que las rodean son la realidad de una gran parte de las mujeres que vivieron en esa época y un fiel reflejo de cómo el silencio que se les había impuesto pesaba en cada una de ellas de una forma distinta pero pesaba en todas por igual. Así, con un tono reivindicativo y un planteamiento tan duro, surge esta maravilla que nos recuerda la historia de las personas que suelen ser más perjudicadas en una guerra: las mujeres. Y con esa misma dureza, nos enseña la fuerza y la resiliencia que tuvieron y que las hizo capaz de no sólo cambiar la estructura social de su país sino también del mundo entero.
2.- La autora.
Dulce Chacón fue una escritora y poetisa española nacida en Zafra (Badajoz), el 3 de junio de 1954. A pesar de provenir de una familia de alta cuna derechista, palabras propias de la escritora, desde temprana edad empezó a mostrar interés por la poesía y la literatura lo que en una edad más tardía despertará en ella el deseo de formar parte del activismo de la ideología izquierdista y un férreo deseo de reivindicar los derechos y las historias de las víctimas de la dictadura franquista, en concreto bajo el punto de vista de las mujeres, convirtiéndose en el tema central de su obra.
Fue una comprometida activista de izquierdas. Entre otras, formó parte de la Asociación de Mujeres contra la Violencia de Género, de la Asociación de Mujeres contra la Guerra y de la Plataforma de Cultura contra la Guerra, además fue galardonada con el premio Libro del Año 2003 por la obra de la que hacemos análisis en esta reseña literaria, La voz Dormida, incluso tuvo posteriormente una adaptación al cine en el año 2011.
Otras obras literarias destacadas y especialmente reconocidas de Dulce Chacón son Contra el desprestigio de la altura (1995) por el que ganó el premio Ciudad de Irún, la novela Cielos de barro (2000) que fue galardonada con el premio Azorín y la adaptación teatral de Algún amor que no mate que fue candidata a los premios Max 2004 a la mejor autora teatral en castellano. Sus obras tuvieron tanto impacto social que su ciudad natal le concedió a título póstumo la distinción de hija predilecta del pueblo e incluso hay un instituto con su nombre.
3.- Temas principales de la novela.
3.1.- La represión franquista y el silencio.
No hay nada más característico de una dictadura, y en particular de la nuestra, que el silencio y el miedo. Ambos son utilizados para mantener bajo control al pueblo libre y en especial a las mujeres.
En esta obra, Dulce juega con distintos tipos de silencio para mostrarnos una de las caras más duras y tristes de la dictadura.
El silencio que guarda Hortensia, un silencio caracterizado por la resiliencia y la ausencia de miedo, ya que estaba dispuesta a morir torturada o fusilada protegiendo a la gente que quería.
El silencio de Elvira, que estaba dictado por una incomprensión hacia el mundo y la sociedad que la rodeaba, mezclado con inocencia, sensación de injusticia y miedo. Miedo a la muerte y miedo a un futuro que cada vez se ponía más difícil para las nuevas generaciones.
El silencio de Tomasa y Reme podría distinguirse, por la ingenuidad entre una y otra, pero caracterizado por un fuerte sentimiento de pavor, por miedo a la represalias contra su familia.
El silencio de Pepita, que estaba mezclado con miedo a ser castigada, era movido por un sentimiento de intentar cambiar las cosas y ayudar a su joven hermana, que aunque ella no estuviera de acuerdo en poner su vida en peligro por unos ideales que no llegaba a comprender, nunca dejó que la paralizara, ni aun cuando sus piernas temblaban tanto por miedo que no le dejaban articular ni un solo paso.
Todos estos tipos de silencio fueron utilizados para intentar acallar las voces de quienes pretendían que sus historias jamás fueran escuchadas, pero por suerte contamos con una gran cantidad de mujeres que tanto durante como después de la dictadura fueron los gritos y los ojos de tantos que no tuvieron la suerte de poder estar aquí con nosotros.
3.2.- Rol social de la mujer antes y después de la guerra civil, en dictadura.
Antes de la Guerra Civil, las mujeres contaban casi con los mismos derechos sociales que los hombres de la época y por lo tanto su papel en la sociedad y en la vida política era decisivo y muy importante, ya que eran escuchadas e incluso se convirtieron en líderes de sus propios movimientos sufragistas y partidos políticos.
Todo esto cambió inmediatamente cuando empezó la guerra, ya que las mujeres fueron objeto de numerosas humillaciones y menoscabos a sus derechos, y esto no distinguía entre mujeres de izquierdas o de derechas, ya que el género femenino al completo fue víctima de la dictadura.
Poniendo ejemplos concretos, fueron privadas de su derecho al voto, de la capacidad jurídica que tenían, es decir, no tenían poder de decisión ni de ejecución, tenían que estar siempre bajo la patria potestad de sus maridos o padres ya que de otra forma era imposible que pudieran por ejemplo sacarse el carnet de circulación o tener propiedades a su nombre porque eran consideradas "incapaces" (término jurídico antiguo que hacía referencia a personas que no tienen la capacidad de raciocinio necesaria para representarse a sí mismos de forma jurídica o administrar los bienes de su propiedad), relegando a la mujer a un segundo plano y haciendo imposible su desarrollo personal, profesional y artístico.
Posteriormente, con la llegada de la democracia y la muerte de Francisco Franco pudieron ir recuperando parte de los derechos que le habían sido arrebatados.
3.3.- La lucha por la conquista de los derechos fundamentales (de las mujeres) desde la dictadura hasta la actualidad.
Tras la muerte de Franco, España empezó una transición democrática hacia el cambio, pero aun así no fue un camino de rosas conquistar todos los derechos que nos habían sido arrebatados de una forma tan vil y despreciable. Poco a poco las mujeres volvimos a alzarnos y a unirnos como hermanas, abrazando el problema desde la raíz, atacando al patriarcado con nuestras mejores armas que son la educación, la igualdad y la esperanza de que podemos crear un mundo mejor para las nuevas generaciones de mujeres que estaban por venir, conquistando por el camino derechos fundamentales como el derecho a la igualdad entre hombres y mujeres, el derecho al voto, el derecho al matrimonio igualitario, el derecho al aborto, el derecho a la capacidad jurídica plena y el derecho a la no discriminación por cuestiones de género e identidad, además de muchos otros importantes que han ayudado a configurar la sociedad tal y como la conocemos hoy en día. Destacando además, la incorporación de nuevo a la vida de la mujer y a la ciencia, campo en el que aún tenemos mucho por lo que luchar.
- Conclusión.
Sin embargo, a pesar de que las mujeres hemos podido conquistar cada vez más espacios, ámbitos y derechos, el feminismo no es una lucha que haya terminado o que no sea relevante hoy en día, ya que aunque ahora gozamos de muchos más derechos que en 1975 (cuando se produjo la muerte de Francisco Franco) seguimos teniendo que lidiar con la muerte de muchas de nuestras compañeras a manos de quienes juraron protegerlas, sus hijos, sus maridos y sus padres; y seguimos teniendo que luchar con distintos tipos de silencios y de miedos, como el miedo a no ser suficiente, el miedo a no ser escuchadas, el miedo a no ser valoradas, el silencio por miedo a la represalias o el silencio del olvido que es promovido por la falta de reconocimiento en ámbitos como las ciencias o la política, el miedo a unos cánones de belleza irreales o simplemente el miedo a ir sola por la calle de noche. El miedo y el silencio que provocados por un sentimiento de culpa derivados de las expectativas de lo que deberíamos ser y no somos y por último, el miedo a la violencia física y sexual, que en estos últimos años ha sufrido un incremento de hasta un 30% por ciento en delitos sexuales y violentos contra la mujer.
Hay muchas personas que opinan que el feminismo ya no es necesario, pero entonces, por qué nos siguen dejando morir, por qué no se nos cree cuando intentamos denunciar la verdad o incluso por qué seguimos teniendo un techo de cristal que nos diferencia entre hombres y mujeres que tienen las mismas capacidades. Todas estas preguntas no tienen respuesta actualmente pero afortunadamente cada vez somos más las mujeres que nos unimos entre nosotras, las mujeres que no dejamos que otras mujeres caigan en el olvido, las mujeres que acompañamos y luchamos por lo derechos de las compañeras que hoy no tienen voz y las mujeres valientes que superan el miedo y el silencio todos los días para continuar con una lucha que no distingue de clases sociales.
Me siento especialmente orgullosa de las últimas, ya que ellas, indiferentemente de la época que fueran, pusieron las primeras piedras para construir el feminismo igualitario e inclusivo que podemos disfrutar hoy en día. Por ellas y por todas las mujeres decididas y valientes, no podemos dejar la lucha atrás, gracias por darnos el orgullo y la dignidad para poder continuar con vuestro legado.
A todas ellas, ¡gracias!
Por último, me gustaría destacar lo mucho que he disfrutado leyendo esta novela ya que aunque el contenido de la historia es trágico, siento que Dulce hizo un buen trabajo descriptivo y recopilatorio. El libro te transporta a la época y a las vivencias de los personajes haciendo que sea imposible sentirse ajeno a las historias y haciendo que pueda sentir de forma mínima el calvario por el que pasaron sus personas, sus emociones, sus sueños, sus anhelos… Simplemente una maravilla de la literatura novelística de España y que nunca me cansaré de recomendar.
- Bibliografía.
CHACÓN, D. (2010). La voz dormida. Madrid: Alfaguara.