La biblia del feminismo en el mundo literario en 'Cómo acabar con la escritura de las mujeres' de Joanna Russ

Reseña de Cómo acabar con la escritura de las mujeres,
de Joanna Russ 

 


Por Vicky Rock,
técnica superior en la corrección de textos
y auxiliar bilingüe (español-inglés),
semifinalista del VIII Mundial de Escritura
con su texto "Diario de una mente ansiosa VOL. 1 Día 1"
(disponible en su blog cuatrojosconrimel.blogspot.com)

Instagram: @vickyrockg
YouTube: @VickyRock
vickyrockbomb@gmail.com


- Introducción.

 

La cuestión del feminismo y la escritura es un tema que hace ya algunos años que viene tomando especial relevancia en mi vida, sobre todo desde que decidí conscientemente convertirme en escritora. Es por esto que empecé una búsqueda exhaustiva de experiencias de mujeres en el mundo literario.


En mi determinación por profundizar en las costumbres de escritoras tanto de otras culturas como de otras épocas, hoy hace ya casi un año que inicié mi colección de libros que tratan sobre esta temática. Pero para este artículo decidí escribir sobre una obra que llamó particularmente mi atención.


Estoy segura de que cuando hablamos de las mujeres y la escritura, el primer libro que a la mayoría suele venirnos a la mente es Una habitación propia de Virginia Woolf. Sin embargo, hoy les propongo hablar de un libro diferente: Cómo acabar con la escritura de las mujeres, de Joanna Russ.

 

1.- El libro.

 


Habiendo vivido en un contexto en que los cupos para las mujeres en las universidades todavía eran prácticamente inexistentes, Joanna Russ comenzó a cuestionarse algunos (muchos) asuntos sobre la veracidad de lo que se enseñaba en el área de la literatura. En especial, empezó a cuestionarse si en serio habían sido tan pocas las mujeres autoras que habían existido y que habían sido “buenas” escritoras a lo largo de la historia.


En Cómo acabar con la escritura de las mujeres, la autora nos hace un recorrido por la historia de la literatura que escribieron las autoras, a la vez que nos describe qué técnicas se utilizaron para silenciar la escritura de las mujeres a lo largo del tiempo.
 

El libro fue publicado por primera vez en su idioma original en el año 1983. Sin embargo, llegué a su conocimiento hace tan solo unos meses, ya que antes no existía una edición en español. Esto da cuenta, nuevamente, de que la invisibilización que sufrimos las mujeres en las letras fue y sigue siendo absoluta y completamente real.
 

Cuarenta años después de su publicación en inglés, nos llega de la mano de Editorial Barrett y Editorial Dos Bigotes la edición traducida al español de How To Suppress Women’s Writing. Es mi deber agradecer a estas editoriales por recuperar esta joya de la literatura.

 

2.- La autora y la traductora.

 


Joanna Russ fue una escritora, académica y feminista estadounidense. Se graduó en la Universidad de Cornell, donde fue alumna de Vladimir Nabokov, y luego obtuvo un Máster en Humanidades en la Escuela de Drama de Yale. Es conocida por su obra más célebre El hombre hembra (1975), libro en el que mezcla sátira y ficción utópica a la vez que critica los roles femeninos tradicionales. Interesada en la crítica feminista, escribió importantes ensayos, entre los que podemos mencionar Cómo acabar con la escritura de las mujeres, escrito en 1983, y What Are We Fighting For? Sex, Race, Class, and the Future of Feminism, publicado en 1998.



Gloria Fortún fue la encargada de la traducción al español de How to suppress women’s writing. Interesada desde pequeña en la escritura, estudió filosofía y filología inglesa en la universidad al mismo tiempo que participaba del activismo feminista y diferentes círculos literarios. En la actualidad trabaja como community manager y gestiona el espacio feminista Fundación Entredós, donde imparte distintos talleres.

 

3.- Principales temas del ensayo.

 

Si bien en Cómo acabar con la escritura de las mujeres se abordan gran cantidad de problemáticas relacionadas con las mujeres y la escritura, en este artículo voy a mencionar solo algunas de ellas a modo de dar un “pantallazo” de lo que el libro trata.


De los once capítulos en los que se tratan las diferentes “estrategias” utilizadas para menospreciar la escritura de las mujeres a lo largo de la historia, los que más me llamaron la atención fueron “Prohibiciones”, “Anomalía”, y “Falta de modelos a seguir”. En los siguientes apartados voy a tratar cada uno de estos temas en específico.

 

3.1.- Prohibiciones.

 

En este apartado Joanna Russ nos habla de prohibiciones “informales” contra la escritura de las mujeres. Estas son prohibiciones que buscan pasar desapercibidas, pero que están ahí, y que afectan a la forma en que las mujeres creamos arte. La autora nos comenta que:

"…la pobreza y la falta de tiempo libre son frenos realmente potentes en el arte: era improbable que la mayoría de quienes trabajaban en fábricas de la Gran Bretaña decimonónica, soportando jornadas laborales de catorce horas, dedicaran su vida a perfeccionar minuciosamente la técnica del soneto".

¿Cómo dedicarse a la escritura si tenían que pasar la totalidad de sus días trabajando en jornadas esclavizantes? Pero lo más importante: ¿cómo dedicarse al arte, cómo convertirse en artistas si a las mujeres no se les garantizaba el acceso a materiales y a formación?


Es conocido cómo a lo largo de la historia las mujeres fueron privadas de elementos que a los hombres les eran servidos en bandeja con el simple acto de nacer. Respecto a este tema en particular, Joanna Russ nos comenta lo siguiente:

"Si el tiempo es vital, también lo es el acceso a materiales y a formación. Esto puede que no parezca un factor tan fundamental para los escritores como lo es para los artistas, pero si a las mujeres nunca se les ha negado la posesión de folios de grado A y lápices de grafito, puede que solo sea porque resultaría imposible hacer cumplir dicha prohibición. La historia de cómo se ha impedido a las mujeres el acceso a la educación superior es demasiado conocida como para repetirla aquí. Lo que tal vez no sea de conocimiento general es que esa privación, de forma modificada, a veces sigue estando vigente".

Y con este fragmento a la cabeza Russ se encarga de comentarnos cómo es que tal privación sigue sucediendo en la actualidad. Este libro fue escrito hace cuarenta años, pero es escalofriante el momento en que nos damos cuenta de que casi la totalidad de lo que dice la autora sigue vigente en nuestros días.

 

3.2.- Anomalía.

 

En este capítulo la autora aborda el tema de las mujeres escritoras tratadas como una “anomalía”, como algo fuera de lo común. Se hace hincapié en cómo una mujer tiene que ser “extraordinaria” para destacar en cualquier disciplina, en este caso la Literatura, mientras que a un hombre no solo no le hace falta ser excepcional, sino que con el simple hecho de escribir (no importa si bien o mal) ya le alcanza para ser incluido en las antologías de Literatura “más importantes” de todos los tiempos.


Con respecto a este mismo tema, Joanna Russ menciona cómo históricamente en las más influyentes compilaciones de Literatura se incluyeron menos mujeres que hombres. Habla de porcentajes que rondan el 11 por ciento de mujeres en el mejor de los casos (un 8 por ciento en promedio si somos más realistas, y un 5 por ciento si seguimos escarbando en profundidad). Y no es porque no hayan existido o no existan en la actualidad excelentes escritoras, sino porque el criterio para seleccionar a las mujeres es completamente diferente del que se usa para los hombres. Russ comenta sobre este tema:


"Hemos visto las restricciones en la cantidad de visibilidad permitida a las escritoras: una representación del 5 al 8 por ciento. La calidad puede ser controlada mediante la negación de la autoría, la contaminación de la autoría y la falsa categorización. Creo que considerar que las escritoras son anomalías —gracias al doble rasero del contenido y al hecho de que la escritora queda aislada de la tradición femenina— es el medio definitivo para asegurar la marginalidad permanente".

En el apartado de “Anomalía”, la autora también toca el tema de la gente “inadecuada” que se dedica a escribir, incluyendo en esta categoría a todas las minorías (sea tanto por género como por etnia). Respecto a este tema, se explaya un poco más y comenta lo siguiente:

"Para que “pertenezca” del todo a la literatura inglesa, la tradición de la que forma parte [la literatura “femenina”] también tiene que ser admitida. Se deben acoger a otras escritoras y escritores junto con su tradición, ya sea esta escrita o no. La literatura oral debe ser incluida. Los criterios y las ideas de excelencia deben cambiar, quizá de forma radical. En resumen, la solución original del problema de la gente “inadecuada” creando los valores “correctos” se ha caído por su propio peso. Cuando esto sucede, la idea misma de que hay gente inadecuada comienza a desvanecerse. Ello hace que resulte necesario reconocer lo que se ha hecho a la gente “inadecuada”  y por qué. Y eso significa reconocer la propia complicidad en una situación tan terrible. Significa ira, horror, indefensión, miedo al privilegio propio, reconocer la propia culpa y lo que para los intelectuales profesionales puede ser aún peor, reconocer la propia y absoluta estupidez. Puede significar miedo a las represalias. Significa saber que ellas te están vigilando a ti".

Recordemos: a una mujer se le exige ser extraordinaria para destacar en su generación, pero a un hombre no.

 

3.3.- Falta de modelos a seguir.

 

Considero que el apartado anterior influye directamente en este. Al aplicar distintos criterios para destacar a mujeres escritoras que los que se aplican para destacar a los hombres escritores, y al tratar así a las escritoras como “anomalías”, esto genera automáticamente que las mujeres tengamos menos referencias de autoras por las cuales guiarnos. Repito, no es que no hayan existido tantas “buenas” mujeres escritoras, sino que la historia se encargó y se sigue encargando de invisibilizarlas cada vez más. La sociedad se sigue encargando de tratar a las mujeres escritoras como una irregularidad, como una excepción a la regla.


¿Y cómo van a surgir nuevas escritoras si estas creen que el área de la literatura está “prohibida” de algún modo para ellas? ¿Cómo nuevas mujeres van a atreverse a escribir si no tienen referentes en su género que las hagan sentir respaldadas? Joanna Russ lo dice muy claro en su libro:


"Los modelos a seguir son como guías para la acción y como indicadores de posibilidades son importantes para todos los artistas —para todas las personas, de hecho— pero para las mujeres aspirantes a ser artistas son el doble de valiosos. Puesto que se enfrentan a un continuo y masivo desaliento, las mujeres necesitan modelos a seguir no solo para comprobar las maneras en que la imaginación literaria ha representado (como dice Moers) el hecho de ser mujer, sino también como garantía de que pueden crear arte sin ser inevitablemente de segunda categoría, sin volverse locas o sin por ello dejar de ser amadas. Es aquí donde la falsa categorización de las artistas en putas, tristes solteronas, esposas devotas y sumisas, y (recientemente) trágicas suicidas converge con la erradicación de la tradición femenina en la literatura para causar el mayor de los daños. Priva a las jóvenes de modelos a seguir".

La falta de modelos a seguir es, en mi opinión, el mayor daño que se ha hecho a la escritura de las mujeres. Y es que en mi experiencia, una de las mayores causas para que las mujeres no llevemos a cabo nuestros sueños es creer que hacerlo sería en vano. Si nadie lo logró antes que yo, ¿cómo es que yo voy a lograrlo? Joanna Russ nos afirma que “Cuando se entierra la memoria de nuestras predecesoras, se asume que no había ninguna y cada generación de mujeres cree enfrentarse a la carga de hacerlo todo por primera vez”.


Y es así como nos enfrentamos a una de las grandes técnicas que se siguen usando para invisibilizarnos a las mujeres como artistas y, más específicamente, como escritoras.

 

- Conclusión.

 

Treinta años después de su publicación, este libro llegó a mis manos para enseñarme que las escritoras tenemos más predecesoras de las que nos hicieron creer durante toda nuestra vida. Este libro llegó para decirme que hay cientos de mujeres que durante cientos de años se encargaron de crear literatura, y que esas mujeres me respaldan. Por último, este libro llegó a mis manos para asegurarme que no soy la única, que no soy la primera, y que no tengo que cargar sobre mi espalda con el peso de tener que abrirme camino en un mundo que antes se creía inaccesible para mi género.

 

- Bibliografía.

 

RUSS, J. (2018, ed. original 1978): Cómo acabar con la escritura de las mujeres. Madrid: Dos Bigotes.